Dios sobre todo. Si la vida de un ser humano puede
resumirse en tres palabras, estas son las de la Madre
María Félix. Son palabras suyas, genuinamente suyas,
que la acompañaron en las grandes alegrías y también
en las angustias y contrariedades. Son una variante
propia de aquel a mayor gloria de Dios que recibió de
san Ignacio, una variante femenina, tiernamente personal:
Dios por encima de todo, Dios el primero.
Esto es, quizá, lo que más sorprende en la vida de
la fundadora de la Compañía del Salvador y de los
Colegios Mater Salvatoris. Desde los catorce años,
desde aquel Jueves Santo en que se encontró con
Jesucristo que la amaba, lo puso a Él sobre todo.