Hemos de poner esfuerzo en descubrir el maravilloso
misterio de los innumerables Tabernáculos que forman constelaciones de luz visibles solo a los Ángeles y a los creyentes cubriendo la faz de la tierra.
Jesús está presente en el Sagrario. Está ofreciéndose a sí mismo como alimento. Lo que hemos de hacer es
visitarle y desear recibirle.
¡No hay nada más eficaz que la piedad eucarística para
recorrer el camino de la santidad! Allí Él nos espera...
Espera que nos acerquemos, que nos encontremos
con Él, ¡que nos identifiquemos con Él!