«El acompañamiento personal no tiene por objeto lograr una respuesta
barata a un problema inmediato; es más bien un trabajo que
tiene sus ritmos, cocinado a fuego lento. La personalización es de
indudable ayuda hoy para el crecimiento personal y, a la vez, es un
proceso de integración comunitaria. Necesitamos acompañantes que
ayuden a unificar, construir o reconstruir la persona de los jóvenes
desde dentro (¡es el estilo típico de Dios!), fortaleciendo ese dinamismo
interior que se expresará poco a poco también en el exterior.
Los salesianos somos conscientes de que el mundo de los jóvenes
es un mundo poco evangelizado. Muchos de ellos están huérfanos
de un espacio de interiorización. Acompañar implica diversificar la
atención personal, significa buscar nuevos recorridos formativos y
procesos diferenciados personalizados, multiplicar puntos de encuentro
y de contacto. De ahí la necesidad de un trabajo tanto humano
como espiritual que tenga el valor de explorar la historia vivida,
así como las características peculiares de la propia personalidad.
Esta publicación nace en el corazón de la pastoral juvenil salesiana
y despliega una experiencia consolidada. Es una habitación
con vistas a la realidad del acompañamiento, especialmente para
aquellos educadores que están en la primera línea de la pastoral.
Para ello, más que nunca, se exige al acompañante una vida interior lúcida y profunda, y, a su vez, un adecuado
discernimiento y unificación personal. Para acompañar a otra persona no basta con estudiar la teoría del discernimiento.
Es necesario hacer sobre la propia piel la experiencia de interpretar los movimientos del corazón para
reconocer la acción del Espíritu, cuya voz puede hablar a la singularidad de cada uno» (Miguel Ángel García Morcuende,
SDB Consejero General para la Pastoral Juvenil).