El pasado más duro es aquel que no logramos recordar.
«Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido.» Así arranca el desgarrador testimonio de un escritor
enfrentado a la más dura de sus narraciones, la de su propia vida. Asaltado por los recuerdos mientras cuida a su
madre enferma, el pasado se le presenta con vacíos que no logra llenar.
A través de silencios y de un gran talento para la observación, el autor desnuda su intimidad y nos obsequia, con
belleza y maestría, el retrato de un país y una época desde su propio universo familiar. Lo acompaña como
confidente su vieja mascota, una perrita leal y encantadora.
Descubrir por qué elegimos amar a quien no amamos exige una sinceridad implacable, y eso es lo que no falta en
este hermoso relato de despedida. Adiós, pequeño es la reconstrucción emocionante de una infancia en la que
todos abuelos, padres e hijos han callado demasiado.