Adriático comienza como una novela negra, con un cadáver flotando en las aguas, y termina como un relato de fantasmas, pero es también la historia de una saga que se remonta al siglo XV y una hermosa semblanza de dos enclaves legendarios: Venecia, la ciudad sumergida, y Trieste, la ciudad sonámbula azotada por los vientos. El rastro del pasado en el presente -el modo como el tiempo moldea los objetos o los edificios, pero también a las personas- es el tema de fondo de una novela crepuscular que recrea todo tipo de sensaciones, formas u olores y evoca con extraordinaria plasticidad un fragmento ineludible de la memoria europea.