Carta de Karol Wojtyla a su amigo judío desgrana los recuerdos de un muchacho judío -Jerzy Kluger- durante la ocupación alemana de Polonia; hace revivir el drama de millones de personas condenadas a morir por el hecho de ser judíos. Pero, por encima del horror, triunfa la amistad, la carga humana de su amigo católico, Lolek -que más adelante será conocido como Juan Pablo II-, cuyo sentido de la lealtad, de la justicia, del respeto de la persona, es un desafío a la violencia y al odio que sacuden su patria.