"El primer deber de los usuarios de la comunicación social dice el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales consiste en discernir y seleccionar. [...] La educación en el uso de los medios de comunicación,más que enseñar algo acerca de las técnicas, ayuda a lagente a formarse criterios de buen gusto y juicios morales verdaderos, que constituyen un aspecto de la formación de la conciencia".Tomando pie de esta recomendación, y partiendo de la teología subyacente en la comunicación social, se aborda su ordenación al servicio al bien común de las personas y de la sociedad, sin distorsionar la verdad, la libertad y la justicia.Para ello, se exponen los criterios éticos que deben tenerse en cuenta en el proceso comunicativo (desde la emisión del mensaje hasta la recepción del mismo) y, por último, la perspectiva evangelizadora que las instituciones fundamentales en el ámbito educativo, como la familia, la escuela y la Iglesia, necesitan acometer para el buen uso de los medios con criterios del humanismo cristiano.