El corazón es el cofre del amor. Solo quien abre su tesoro a los demás llega a descubrir su identidad, el sentido más hondo de su existencia.
El corazón es nuestro ser íntimo, lo que nos hace únicos e
irrepetibles. Es el cofre del amor, ese tesoro que
recibimos y que exige ser compartido. Solo quien abre su
tesoro a los demás llega a descubrir su identidad, el
sentido más hondo de su existencia. Y quien no lo abre,
no llega realmente a alcanzar su felicidad.
El corazón tiene unos hábitos, costumbres, y principios
de actuación distintos a la lógica del tener y del poder.
Sólo él es capaz de generar una cultura de verdaderos
encuentros, de construir la civilización del amor. Solo es
feliz quien sabe mirar, escuchar y tocar el corazón.