Los cristianos nos sumergimos en el agua del Bautismo para que nos regenere y nos una por completo a la vida de nuestro hermano y Señor Jesucristo. Precisamente en virtud de este fundamento común, estas páginas parten de la gracia del Bautismo y, después, procuran acercarnos a la figura de Cristo, el Consagrado del Padre, para comprender cómo en El cualquier cristiano, en su vida cotidiana, puede seguir un estilo de vida pobre, casto y obediente.