¿Puede una paloma marcar el destino del próximo líder espiritual de mil millones de personas? ¿Qué reunión arranca con el golpe de un martillo de plata sobre la cabeza de un cadáver ilustre? ¿En qué elección mundial reina el silencio absoluto... mientras muchos sospechan que el Espíritu Santo ya ha elegido?
Eso no estaba en mi libro de historia de los cónclaves se adentra en el engranaje más cerrado, simbólico y desconcertante de la Iglesia católica: la elección del papa de Roma. El sacerdote y vaticanista Mateo González Alonso combina historia, crónica y singularidades para mostrar lo que rara vez se revela durante un proceso de sucesión pontificia: cardenales que entran con maletas registradas, chistes sobre perritos antes de comer, votos susurrados bajo los frescos de Miguel Ángel y ujieres que apremian a los rezagados antes de cerrar las puertas con llave.
A medio camino entre el poder terrenal y una fe que sobrepasa lo visible, el cónclave es una ceremonia sagrada que apenas ha cambiado desde el siglo XIII, aunque hoy las sotanas pasen por escáneres antiespías y las normas se actualicen. Y, pese a todo, continúa siendo un acto de fe. Aunque haya intrigas, acuerdos tácitos y candidaturas disfrazadas de humildad, siempre queda espacio para lo inesperado. Como aquel día en que un cardenal olvidó preparar discurso? y acabó saludando al mundo como sucesor de san Pedro.
Entre anillos, votos secretos, rezos y pasillos, se decide algo más que un liderazgo espiritual. Se mide el pulso de una institución que resiste, se transforma y aún sorprende. Allí no solo se elige a una persona? se escenifica un misterio.