Nada más abrir la Biblia constatamos que Dios es un «charlatán». Pero no de los que dicen tonterías: a Dios le gusta hablarnos con Palabras que calientan el corazón y tocan lo más íntimo de nosotros mismos. Gracias a Dios, nunca mejor dicho, sus Palabras se han hecho libro y han llegado a nosotros de la mano de una nube de testigos que las han transmitido, explicándonos su sentido. También nosotros, al calor de su Palabra, podemos entregársela a otros. De esto Revelación, Inspiración, Tradición... hablan estas páginas, que nos invitan a ser transmisores de la buena verdad de esa palabra de Dios.