Para que vean cuál es mi oficio y cómo lo estoy cumpliendo:
Estudio la palabra de Dios que se va a leer el domingo, miro a mi
alrededor, a mi pueblo; lo ilumino con esa palabra y saco una
síntesis para podérsela transmitir y hacerlo, a ese pueblo, luz del
mundo, para que se deje guiar por los criterios, no de las
idolatrías de la tierra; y por eso, naturalmente que los ídolos de la
tierra y las idolatrías de la tierra sienten un estorbo en esta
palabra y les interesaría mucho que la destituyeran, que la
callaran, que la mataran. Suceda lo que Dios quiera, pero su
palabra decía san Pablo- no está amarrada (Homilía 20-8-1978)