Joven con los jóvenes, el autor conecta con una notable empatía con las grandes aspiraciones y desengaños de los jóvenes actuales y les propone provocativamente a Jesucristo en su condición de hombre desde Dios y Dios humanado, cercano, compasivo, compañero de camino y brazos abiertos que lo aguardan, al final, como hogar entrañable, en la Casa del Padre.