A los cuarenta y tres años, Balzac «sólo veía un objetivo deseable:
poner en orden su vida, aligerar sus deudas, vivir con tranquilidad,
concluir en paz y sin prisas su obra gigantesca». Así define Stefan
Zweig este periodo de madurez del gran novelista francés. Para
conseguir semejante objetivo tenía que reconquistar el amor de
Ewelina Hanska, la mujer de su vida. Precisamente al escribir la
novela Albert Savarus (1842), perteneciente a la serie de Escenas
de la vida privada de La Comedia humana, pretendía atraerla con
el retrato que ofrece de Albert Savarus, un joven atractivo que
prepara meticulosamente su carrera política. Era el personaje que
él hubiese querido ser.