La señal de la cruz tiene sus raíces en los primeros siglos de la Iglesia y es utilizada hoy por millones de cristianos en todo el mundo. Sin embargo, es muy fácil hacerla de forma rutinaria y superficial al principio y al final de una oración, sin reconocer su verdadero significado.
En este libro, Ghezzi nos recuerda que la señal de la cruz es una oración en sí misma, una oración con un gran poder espiritual, ofrece una breve historia de la señal de la cruz y luego destaca varias verdades clave para reflexionar al hacerla: confesamos nuestra fe en la Trinidad; renovamos nuestro Bautismo, eligiendo vivir la vida sobrenatural que recibimos a través de él; nos afirmamos y declaramos discípulos de Cristo, y aceptamos y abrazamos el sufrimiento en unión con el suyo; rechazamos al diablo, recordándole la victoria de Cristo en la cruz; y resistimos a nuestra autocomplacencia y tendencia al pecado.