Los católicos necesitamos un mayor conocimiento y disfrute de la Biblia. Nos proporciona una vida saludable: alimenta, interpela y urge siempre... En la Iglesia actual se nos propone acceder a la Biblia como fuente de espiritualidad; para ello es preciso abrir el corazón y dar cabida al texto revelado que encaja perfectamente en nuestra vida. El autor resalta que, para acercarse a este tesoro accesible a todos, la "lectura orante" es el modo más adecuado de encarnarse personalmente en la Palabra de Dios para, después, ofrecerla y compartirla con los demás.