"Para afrontar los desfíos actuales y futuros de la vida consagrada y de la misión en toda la Congregación", el salesiano ha de ser místico, porque se ha topado personalmente con Cristo Jesús y, como El y junto a El, vive testimoniando el primado absoluro de Dios. El salesiano se convierte en profeta si vive y trabaja junto al hemano que Dios le ha dado y con quien comparte vocación y misión. El salesiano se hace siervo de los jóvenes cuando para el llegan a ser, como fueron para Don Bosco, la razón única de su vida y la causa de su entrega exclusiva a Dios.