Oscar Arnulfo Romero fue obispo de San Salvador, asesinado mientras decía misa el 24 de marzo de 1980, mártir de la fe vivida a fondo en el compromiso al servicio de los pobres. Nacido en 1917 y ordenado sacerdote en 1942, fue nombrado obispo auxiliar de San Salvador en 1970, obispo de Santiago de María en 1974, y finalmente arzobispo de San Salvador en 1977. "San Romero de América", como le llamó Pedro Casaldáliga, es uno de los grandes puntos de referencia de la Iglesia pobre y al servicio de los pobres que el papa Francisco ha reclamado y promovido. Y su apertura a la vivencia del Evangelio, sus valientes actuaciones, sus palabras inequívocas, las persecuciones que sufrió en vida, y su muerte martirial, son un estímulo permanente para todos los que queremos ser seguidores de Jesucristo.