Urgidos por lo que han de dar para responder a cuanto de ellos se pide o espera, los apóstoles de Cristo tienden a posponer, si es que no descuidan, el primer quehacer del cristiano, dar primacía a la gracia. Es esta la «tentación que insidia siempre todo camino espiritual y la acción pastoral misma: pensar que los resultados dependen de nuestra capacidad de hacer y programar... Sin Cristo «no podemos hacer nada»
