Antonio Gaudí era profundamente cristiano, humildemente cristiano, imaginativamente cristiano, y Cristo fue su referencia inequívoca, al menos hacia el final de su vida. Todo, en la Sagrada Familia, tan desbordante en detalles, en símbolos, en sugerencias, lo expresa. La basílica es, a través de sus símbolos y de sus formas, una inmensa oración, dirigida a Dios e invitadora a descubrir a Dios y celebrarlo. Este pequeño libro, deliberadamente breve y poético, celebra ese aspecto, esa dimensión, esa profundidad, e invita a los lectores a participar de la oración que Gaudí tan sobrio en palabras y tan rico en formas más o menos debía de querer expresar mediante la Sagrada Familia.