Este documento ofrece una profunda y honda
reflexión sobre la vida cristiana que ha de encarnar
el sacerdote. Si algo quiere esta obra es
subrayar la importancia de volver a la raíz del
sacerdocio, cuyo núcleo se haya en la misma
institución de la eucaristía, aunque sin desatender
al sacramento del orden y el mandamiento
del amor como pilares esenciales de
todo ejercicio sacerdotal. A lo largo del texto
se exploran temas clave en la vida de cualquier
sacerdote, como pueda ser la búsqueda
de Dios, la necesidad de una fe que transforme
la realidad, el valor de la eternidad y la relevancia
de la gracia divina. Se presenta, en
fin, la vida cristiana como una peregrinación
constante hacia Dios, marcada por la conversión
personal, de la que derivan, después, la
comunión con Cristo y con los demás, imprescindibles
para afrontar con audacia y caridad
los desafíos espirituales a lo que han de enfrentarse
nuestros sacerdotes hoy.