El cristiano se sabe contemplado en todo momento por Dios, por
los ángeles y los santos. Este sentimiento acompañó a Newman
durante su vida, y es patente en los nueve sermones que se ofrecen
en este breve libro. El autor estimula a sus oyentes a una vida de
creciente intimidad con Dios, como base de toda renovación
religiosa. Newman es un intelectual que añora la piedad sencilla
de quien se preocupa, más que de saber muchas cosas, de amar a
Dios con sencillez.