La Teología bíblica del Antiguo y del Nuevo Testamento constituye la obra más representativa de este acercamiento canónico. Desde su aparición en 1992, se ha convertido en modelo indiscutible de esta lectura unitaria del texto revelado, hasta el punto de hacer posible una nueva síntesis. Además, permite descubrir esquemas generales que ayudan a entender los sentidos básicos de la Escritura, proponiendo un mensaje que resulta cercano y relevante para nuestros días.