"Quizá la extremada prudencia a que hay que acostumbrarse bajo un Gobierno despótico hace que a los rusos les agrade sobremanera el no verse expuestos a hablar de asuntos de alguna importancia. La falta de veracidad de que se les acusa debe atribuirse a esa reserva que, bajo diferentes reinados, les ha sido harto necesaria, visto que el soberano tiene el poder ilimitado de desterrar, encarcelar o relegar a Siberia"
Desterrada de Francia por Napoleón en 1803, Madame de Staël viajará durante una década por Europa, llevándola su exilio a pasar largas temporadas en Alemania, Suiza, Italia, Austria, Suecia, Inglaterra o el país de los zares, donde pasará los meses estivos de 1812 entre Kiev, Moscú y San Petersburgo, coincidiendo justamente con la invasión napoleónica de Rusia.