Estas páginas quieren ser igualmente una invitación a mis hermanos, los monjes y las monjas, a que sigamos esforzándonos por vivir y presentar una vida monástica lo más auténtica y atractiva posible a las generaciones actuales, para que continúe siendo lo que siempre fue y debería seguir siendo: un canto enamorado a la búsqueda deDios y una escuela donde se forjan hombres y mujeres de la más elevada talla.