A menudo causa confusión la aparente contradicción entre el
Jesús manso y humilde de corazón, y el que expulsa exaltado a los
comerciantes del templo (Jn 2, 13-22), hasta el punto de parecer
dos enseñanzas opuestas, o incluso dos personas diferentes según
la situación.
Todas estas incomprensiones surgen porque no solemos
entender el verdadero significado de esta escena. La interpretamos
a nuestra manera y nos perdemos su centro y verdad. Pero, en
realidad, este momento de Jesús en el Templo es uno de los signos
más importantes que realizó en toda su vida. Explica y da sentido a
todo el cristianismo.