Acabada la Guerra Civil Española (1936-1939), España estaba sumida en la más mísera pobreza y el malestar social junto a la fuerte represión fue una constante durante todo el período del Franquismo.
Muchos españoles, tras la cruenta guerra franquista, fueron obligados a entregar todo el dinero republicano que habían ganado honradamente, con mucho esfuerzo y sudor, fue lo que supuso entregar los ahorros de toda una vida a cambio de nada. De hecho, conservar billetes republicanos suponía un delito que podía costar incluso la muerte, entregar el dinero era cuestión vital.
A día de hoy, se discute en el parlamente recompensar y devolver el dinero incautado a estas familias durante el franquismo; sin embargo, la falta de documentos que verifiquen tales hechos y la poca iniciativa de los partidos mayoritarios alejan toda posibilidad de restaurar la dignidad y economía de dichas familias.
Las propias consecuencias de la guerra se convirtieron en una causa clara del colapso del país, pero no sería esta la única. La autarquía llevada a cabo en la primera década del Franquismo (años 40), junto al aislamiento internacional y el azote constante de las sequías, llevó a España a una situación insostenible.