En estas páginas se aborda lo que nadie quiere escuchar y el relato es absolutamente sorprendente. Abuelas que pagan el aborto del nieto, padres que arrastran literalmente a las hijas a las clínicas, médicos y personal sanitario que ocultan ecografías y proponen anestesias generales sin hacer siquiera un análisis a la paciente. Diagnósticos que condenan a fetos sanos o con "discapacidades" tan absurdas como una manita incompleta. Subvenciones que esquivan a la señora pobre que apuesta por parir. Todo un sistema perfectamente engrasado para que la mujer abdique de su profundo, instintivo amor a la vida.