Comprender e interpretar textos no es solo una instancia científica, sino que pertenece a la experiencia humana del mundo. En el fondo, se trata de rastrear la experiencia de la verdad allí donde se encuentre e indagar su legitimación. De este modo, las ciencias del espíritu -entre las que se encuentran la filosofía, el arte y la misma historia- comparten elementos significativos con las formas de la experiencia que quedan al margen de la ciencia. En Verdad y método, obra fundamental de Gadamer, el autor se esfuerza por integrar lo más estrechamente posible la meticulosidad de la descripción fenomenológica -que Husserl convirtió en un deber-, la amplitud del horizonte histórico -en el que Dilthey colocó su forma de hacer filosofía- y la síntesis de ambos en la propuesta filosófica de Heidegger.