Si nos fijamos en los desafíos de nuestro tiempo, nos daremos cuenta de que el hombre se encuentra frente a un mosaico compuesto de inquietantes interrogantes sobre el futuro, sobre el sentido de la vida y sobre el destino del mundo. En esta situación resulta difícil no caer en la angustia y en el esconcierto. Es precisamente en este escenario donde se mueve el cardenal Martini con su acostumbrada sabiduría, una sabiduría que le viene de su profundo conocimiento del texto bíblico.