El título de estas páginas es evocador: Escucha su latido, el latido de un corazón que el apóstol Juan tuvo la suerte de escuchar al reclinar la cabeza en el pecho del Señor. Muchos se acercan al Evangelio con la frialdad de la indiferencia y no perciben ese palpitar amoroso que resuena en el mensaje escrito, en el rostro de un niño, del necesitado, en el Universo. El cristiano ha de cuestionarse con frecuencia por la identidad de Jesús, para no fabricarse una imagen falsa de él. La vida de los creyentes tiene que responder a las preguntas, a las angustias y esperanzas de todos los pueblos. Cristiano es quien sigue a Jesús y opta por el amor y la vida. Minucio Félix caracterizó a los seguidores de Cristo como personas que "aman a los otros sin conocerlos".