Ramón Llull dedicó su vida a raíz de una serie de
apariciones que él mismo dio en llamar su «conversión» a la
contemplación y al estudio. Concretó esta conversión en un
triple deseo: estar dispuesto al martirio; dedicarse a la
evangelización con la redacción de un libro que fuese «el
mejor del mundo contra los errores de los infieles» y,
finalmente, fundar monasterios que fuesen, llegado el caso,
verdaderos centros de estudio donde enseñar el árabe y el
hebreo. En cuanto a la elaboración de aquel libro, su deseo
vio más que cumplida realización, pues no una sino hasta 280
obras y opúsculos conforman hoy el corpus luliano, escrito en
latín, catalán y árabe. La presente selección se dirige, pues, a
dar muestra detallada de todo el aparato teológico que
vertebró de principio a fin su quehacer literario: la invención
del Arte, la ruptura con el discurso apologético tradicional, las
virtudes como centro de su propia antropología y a las que
dedica sus textos más voluminosos, el recurso al sermón
como género literario, etc. Una selección, en fin, con la que se
pretende profundizar en la doctrina teológica de Ramón Llull y
ponerle, de nuevo, en el lugar principal que le corresponde
dentro de la historia de la teología medieval.